18/03/2021

La Defensoría del Pueblo realizó un webinar en conmemoración del Día Internacional de la Mujer

La consigna convocante fue “Vivencias y trayectorias de mujeres en diferentes espacios de la sociedad”, y las disertaciones estuvieron a cargo de Natalia Volosin, doctora en Derecho por la Universidad de Yale, Alicia Cabezudo, representante del International Peace Bureau en América Latina, Alicia Peressutti, defensora del Pueblo de Villa María (Córdoba) y Marta Paillet, consultora permanente del PNUD en procesos de mediación educativa.

El Defensor del Pueblo de Santa Fe, Raúl Lamberto, presentó el webinar que realizó la institución en conmemoración del Día Internacional de la Mujer y que se desarrolló bajo la consigna “Vivencias y trayectorias de mujeres en diferentes espacios de la sociedad”. La mesa de disertantes estuvo compuesta por Natalia Volosin, doctora en Derecho por la Universidad de Yale, Alicia Cabezudo, representante del International Peace Bureau en América Latina, Alicia Peressutti, defensora del Pueblo de Villa María (Córdoba) y fundadora de la ONG “Vínculos en Red” y Marta Paillet, abogada, mediadora y consultora permanente del PNUD en procesos de mediación educativa, y contó con la coordinación de Mariana Allario y Marisa Boeri, integrantes  Centro de Asistencia a la Víctima de la institución santafesina.

Durante la apertura, Lamberto agradeció a las participantes por aceptar la invitación y destacó: “En este panel queremos escuchar las vivencias y reflexiones de cuatro notables mujeres comprometidas con su tiempo, con otras mujeres y la comunidad toda. Destaco el valor de la trayectoria laboral y académica de cada una de ellas, así como sus convicciones, coherencia y calidad humana”, y en relación a los objetivos de la institución que representa señaló: “La Defensoría como institución de derechos está comprometida en el logro de la igualdad de oportunidades y de una vida libre de violencia para todas las mujeres”.

Durante su intervención, Volosin detalló en primer lugar su trayectoria de formación: “Me encontré con mis privilegios de clase que yo traía, con un poco de suerte y con algunas mujeres activamente feministas tratando de mejorar las posibilidades de otras mujeres más jóvenes que ellas que venían detrás”, y en relación al ámbito laboral contó que “luego me tocó entrar al sistema de justicia, hace seis años que trabajo en el Ministerio Público Fiscal, y ahí lo que me encontré fue bastante peor, un mundo bastante oscuro en el sentido que allí ya no solo hay una estructura pensada para mejorar la posibilidades de acceso de las mujeres a lugares de poder sino que más es una estructura pensada para lograr el efecto exactamente inverso, pensada para perpetuar el poder en manos de varones”.

Por último, en relación al sistema de justicia de toda la argentina explicó que “esencialmente el sistema de justicia es una pirámide con una base de mujeres que hacen las tareas administrativas, es decir las tareas de cuidado pero en el sistema de justicia, y una cúspide masculina”.

A su turno, Cabezudo compartió distintas reflexiones desde la perspectiva de la educación: “El 99 por ciento de los cargos de docencia están ocupados por mujeres en la enseñanza maternal, básica, primaria y secundario”, y comparó: “Aquellos roles más altos, que se consideran socialmente más altos, en jerarquía docente ¿Cómo se ocupan? Aquí nos volvemos a encontrar con la pirámide invertida, pero invertida de una manera cínica ya que absolutamente toda la base y hasta prácticamente las tres cuartas partes de la pirámide están ocupadas por mujeres y luego, de golpe, se va achicando hasta llegar al vértice que son predominantemente ocupados por hombres. La distorsión es tal que hasta los chicos de primaria lo saben”.

En cuanto a las mujeres que logran ocupar cargos en ese vértice enfatizó: “Las que llegan no lo hacen como producto del azar o la suerte, llegamos como producto de un intenso trabajo, físico, intelectual y emocional que supere las brutales diferencias que yo me permito describir en el campo educativo y que estoy segura se replican en otras disciplinas”.

Más tarde, Peressutti contó que “hace veinticinco años que trabajo con víctimas de explotación y trata, y cada espacio que he ocupado ha sido con sangre, sudor y lágrimas”.

En cuanto a los años transcurridos trabajando en ésta área remarcó: “Cuánto varón hay día a día poniéndonos obstáculos a las mujeres porque no convenimos, porque si no queda al descubierto este sistema patriarcal tan difícil y tan duro, y sobre todo en el que las víctimas de trata. En un sistema donde no pueden declarar las chicas porque van a acusar y a complicar a medio poder judicial o a medio gabinete”.

Y en sintonía con este planteó, convocó a la reflexión: “¿Cuántos funcionarios conocen que hablan de víctimas de trata y explotación sexual? ¿Cuándo vamos a tener voz las organizaciones que trabajamos con víctimas de trata de explotación sexual, que somos solo siete en todo el país?”.

Por último, Paillet señaló que “conmemorando trayectoria y vivencias de mujeres y sus tremendos aportes a la vida en el planeta estamos haciendo los primeros pasos para reconocer el lugar de la mujer, el lugar de lo femenino en el mundo, es una búsqueda de reparar y restaurar el equilibrio perdido”.

En este sentido, explicó que “el modelo masculino vigente durante mucho tiempo ha sido aquel que ha reconocido la fuerza, que es el derecho de la bestia, como el patrón de conducción y de poder y eso es lo que nosotras tenemos que denunciar y donde conseguir cambios”, y analizó: “Cuando los seres humanos aprendamos a hacer lo que nacimos para hacer y dejemos de tener los falsos valores de éxito, de ego, de reconocimiento o de dinero, vamos a empezar a vivir una vida nueva”.

Finalmente, invitó a la reflexión: “Yo creo en el poder de otras cosas que no necesitan ejercer la violencia, el poder de una rosa para esparcir su aroma en una habitación es más irresistible que cualquier poder y no por eso requiere de la violencia. Tenemos que empezar a aprender los seres humanos tenemos que tener otros códigos”.