02/09/2021

La Defensoría del Pueblo se interesa sobre los alcances y necesidad de la ley de etiquetado frontal de alimentos y bebidas para consumo humano

Los defensores a/c, Jorge Henn y Gabriel Savino, se interiorizan con expertos y en base experiencias de otras instituciones sobre la iniciativa que ya cuenta con media sanción del Senado argentino, actualmente sometida a análisis en las comisiones de la Cámara de Diputados.    

Por tal motivo se convocó al Colegio de Nutricionistas de Santa Fe para “que la gente sepa qué va a elegir cuando está frente a la góndola teniendo información clara y entendible en cada paquete, cuidado del entorno en el proceso de comercialización y regulación de la publicidad”, los tres ejes que resumió la licenciada, Virginia Borga.

La mencionada profesional, secretaria del Consejo Directivo del Colegio de Nutricionistas de la 1° Circunscripción junto la licenciada Ainelen Radosevich (quien participó vía on line desde Reconquista) fueron recibidas en la sede de la Defensoría por Henn y la directora y subdirectora del área Salud de la institución; Marcela Calcaterra y Rosalía Sansó de la Madrid.

Tal como explicó Henn en el intercambio, “se trata de una cuestión que pese a múltiples aristas desde la que puede ser abordada (comercialización, consumo, producción, entre otras varias) incide de modo directo en salud de la población y debe por ende conformar un eje central de la política pública en la materia. Frente a esto la Defensoría del Pueblo no puede ser ajena a la necesidad de un instrumento que aparece necesario”.

Borga enfatizó que “el etiquetado frontal tiene que ser intuitivo. Eso significa que cualquier persona debe entender la información que contiene, sin importar edad o formación. Debe ser un mensaje claro y amigable que lo oriente a una compra conciente”. La idea es que los paquetes posean sellos de advertencias (octógonos negros con letras muy visibles) detallando que ese producto posee altos valores en componentes potencialmente dañinos a la salud, el caso de grasas o sales. Lo que las profesionales llaman “nutrientes críticos”.